Por Irene García Pérez
En el año 2007 publicó ud. Un artículo en la revista Nuevas Tendencias titulado La confusión de los Cachorros donde señalaba el (mal) papel que estaba jugando la educación a la hora de inculcar valores como el sacrificio.
¿Cómo lo aplica en sus clases?
Estoy tratando que las clases empiecen desde las preguntas. Ayuda a potenciar la cilindrada cerebral. Leí el otro día un artículo que hablaba de unos estudios donde decían que aprendemos mucho más examinándonos que repasando. Y quizá es lógico, porque con el examen nos esforzamos mucho, estamos trabajando intensamente. Incluso para el examen estudiamos de otra manera. Me preguntaba dos aplicaciones:
-Primero el sistema de oposiciones: memorizan pero además constantemente les examinan. Los jueces son capaces de decirte los temas 30 años después. Dices ‘ejercitan la memoria’, sí, pero es que la memoria los especialistas conocedores dicen que es fundamental para la inteligencia. Entonces, esto apoya que las oposiciones, a pesar de ser tan repetitivas, puede que no sean un sistema tan insensato.
-Segundo: hasta qué punto plantear las clases con preguntas no supone estar examinando cada clase. Cuando yo hago una pregunta, y otra, y otra… Hasta qué punto el alumno, aunque no esté respondiendo, está pensando. Y está comparando su respuesta con la que da otro, y después con la del profesor. Hasta qué punto en esa hora y media no está examinándose. Porque si es así el sistema puede ser mucho más eficaz. Desde luego está pensando más que cuando está tomando notas, que estás siguiendo un discurso ya hecho. Está en una actitud digestiva, no está confrontándolo.
-¿Qué hacemos con los free-riders de los ni-ni?
Atajar este problema es responsabilidad de todos: de los padres, de los políticos, de los líderes, sobre todo. La tolerancia es muy barata. (més…)